Las máscaras de Santiago Segura. En los años 60 y 70, el cine español se pobló de películas llamadas peyorativamente españoladas . El público reconocía a unos personajes interpretados por Concha Velasco, López Vázquez, Paco Martínez Soria o José Sacristán y se reía con ellos. Estas películas también hacían alusión a una realidad – aunque con una mirada rancia - que se venía encima: el turismo, unas costumbres más libres, el éxodo rural, etc. Las películas. rodadas funcionalmente y con pocos medios, cumplían un doble objetivo: divertir al público y aleccionarlo ideológicamente. Segura es el sucesor actual de aquellos precedentes. Tiene olfato y don promocional. La creación de un personaje con sus respectivas sagas facilita su continuidad en el tiempo. Torrente conectó con el público y la crítica en su primera entrega, por su descaro esperpéntico y captar un ambiente de desencanto social. En sus antípodas, Padre no hay más que uno opta por un humor blanco alejado de una realidad
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