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Extraña forma de vida (2023)

Almodóvar propone un cierre en falso. ¿Por qué un cineasta español como Pedro Almodóvar tiene la pulsión de rodar un wéstern en estos momentos? Desde luego no para revisar las leyendas, crueldades o falsedades de la historia de los Estados Unidos. Tampoco para rendir homenaje a un género que lleva dando ya hace años sus últimas bocanadas, eso sí, algunas muy brillantes. Probablemente sí para contar una historia de amores imposibles y trágicos. En este caso una historia de amor entre dos hombres, algo que a lo que el wéstern clásico prestó poca atención hasta Brokeback Mountain (2005 ). De todas formas, hay que ser prudentes con estas afirmaciones tan categóricas. El wéstern ha prestado mucha atención a las amistades cercanas y entrañables entre hombres. El género está plagado de secuencias donde dos hombres duermen a la lumbre de una hoguera o charlan a la orilla de un rio y cuentan sus secretos más íntimos - Dos cabalgan juntos (1961), Appaloosa (2008) - aunque se puede barruntar

Las 100 mejores películas de la historia del cine

Las 100 mejores películas de la historia del cine. Los escaparates y estanterías de las librerías están llenas de títulos como Las 1001 películas que debes ver antes de morir o Las 501 películas que no debes dejar de ver, las revistas de cine presentan año tras año los listados de las mejores películas del ejercicio y algunas revistas especializadas publican periódicamente las listas de los mejores films de la historia del cine. Entre estas últimas está el listado de la más prestigiosa de todas, la que Sight & Sound publica cada diez años. Una de las virtudes de este listado es su trayectoria temporal. Lleva publicándose cada 10 años desde 1952 proporcionando un rastro histórico evidente. Como sugiere Jose luis Guarne r (Las gafas de Parménides, Film Ideal”, nº 94, 15 de abril de 1962), la escala de valores aplicada al análisis crítico del cine cambia con el tiempo y esto proporciona a la lista de Sight & Sound un interés sociológico y cultural, incluso mayor que el estr

El maestro jardinero (2023)

Trilogía trascendental. Paul Schrader cierra su trilogía sobre la expiación y la redención con El maestro jardinero (2023), un ciclo que inició con El reverendo (2017) y prosiguió con El contador de cartas (2021). La trayectoria cinematográfica de Schrader es larga, pero a estas tres películas se les puede -con toda propiedad- clasificar como pertenecientes a su estilo tardío- un estilo de balance, conexión con nuevas tendencias y fin de trayectoria artística-, un concepto acuñado por Edward Said aplicado a músicos como Mozart, Beethoven y otros, y desarrollado por el crítico de cine Carlos Losilla para cineastas clásicos como Ford, Hawks o Hitchcock o contemporáneos como David Cronenberg. Los tres personajes de estas películas son hombres solitarios que tiene que purgar los pecados de un pasado oscuro y turbio y por ello asumen una vida de ascesis, mientras como telón de fondo el cineasta dirige una mirada acusadora sobre Estados Unidos. La crisis climática, las torturas de Abu

Taxibol (2023)

  En el corazón de las tinieblas. El director italiano Tommaso Santambrogio, colaborador habitual de Werner Herzog y Lav Diaz, penetra en el horror del corazón de las tinieblas para construir una película, Taxibol (2023), en tres actos. El primero se centra en la conversación que mantienen Lav Diaz, el conocido director de cine filipino, y el taxista cubano Gustavo Fleicha. Una conversación entre amigos que hablan de todo. De la diferencia de culturas y de cómo los idiomas no suponen una barrera (como lo demuestra la propia película), de los amores frustrados, de la crisis global, del poder del cine para cambiar el mundo. Si no sonara a boutade y despropósito, esta conversación recuerda a John Travolta y Samuel L. Jackson en Pulp Fiction conduciendo su coche por las calles de Los Ángeles con su verborrea torrencial.   Son conversaciones que no quisieras que se acabaran nunca. Te gustaría seguir escuchándolos, y observándolos, durante horas. Al final de esta conversación, y esto

Padre no hay mas que uno 3

Las máscaras de Santiago Segura. En los años 60 y 70, el cine español se pobló de películas llamadas peyorativamente españoladas .   El público reconocía a unos personajes interpretados por Concha Velasco, López Vázquez, Paco Martínez Soria o José Sacristán y se reía con ellos. Estas películas también hacían alusión a una realidad – aunque con una mirada rancia - que se venía encima: el turismo, unas costumbres más libres, el éxodo rural, etc. Las películas. rodadas funcionalmente y con pocos medios, cumplían un doble objetivo: divertir al público y aleccionarlo ideológicamente.   Segura es el sucesor actual de aquellos precedentes. Tiene olfato y don promocional. La creación de un personaje con sus respectivas sagas facilita su continuidad en el tiempo. Torrente conectó con el público y la crítica en su primera entrega, por su descaro esperpéntico y captar un ambiente de desencanto social. En sus antípodas, Padre no hay más que uno opta por un humor blanco alejado de una realidad

Tarantino: Meditaciones de Cine.

Tarantino. Meditaciones de cine. Un libro de cine divertido, inteligente, con mucho conocimiento detrás e ideal para quien quiera desarrollar su carrera como guionista. Sobre Bullit :  algunas de las cosas que hace Bullit carecen de sentido narrativo, pero tienen sentido cinematográfico emocional. Sobre Harry el sucio : Siegel siempre ha puesto ante el público a protagonistas hacia los que uno se siente atraído pese a las pruebas de que tienen una naturaleza y un comportamiento preocupantes Protagonistas a quienes tal como nos lo presenta es difícil apoyar, pero, en último extremo, apoyamos de todos modos. Sobre Deliverance : No vemos la violación de Bobby; somos testigos. Sobre La huida : Mi principal duda fue que no era el libro. La mayor diferencia entre la historia contada por Thompson y la historia que cuenta Peckinpah es el tono. La película de Peckinpah es dura; pero la novela de Thompson es mucho, mucho, mucho más cr

Tenéis que venir a verla (2022)

Jonás, que cumplirá los 60 en el año 2041. Tenéis que venir a verla es el irónico juego de palabras con el que Jonás Trueba invita al espectador a ver su última película en las salas de cine. El público se sienta en su butaca y Trueba nos presenta en un primer plano prolongado -sin diálogos, solo con la música al piano de Chano Domínguez con una pieza, no por azar, titulada Limbo - a los cuatro personajes, dos parejas que se reencuentran tras el confinamiento de marzo de 2020. No se sabe nada de ellos, ni de sus relaciones, pero ese primer plano nos familiariza con todos. Casi a la antigua usanza, como en el mejor cine clásico, cuando se repetía en los primeros minutos de la película el nombre de los protagonistas para que el espectador se identificara con los mismos.   El filme avanza, pero el conflicto no estalla. Todo aparenta liviano en la superficie. La crítica ha hablado de boceto o ensayo, pero tras esta capa de superficialidad y cotidianeidad (conversaciones triviales, visita