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Taxibol (2023)

  En el corazón de las tinieblas. El director italiano Tommaso Santambrogio, colaborador habitual de Werner Herzog y Lav Diaz, penetra en el horror del corazón de las tinieblas para construir una película, Taxibol (2023), en tres actos. El primero se centra en la conversación que mantienen Lav Diaz, el conocido director de cine filipino, y el taxista cubano Gustavo Fleicha. Una conversación entre amigos que hablan de todo. De la diferencia de culturas y de cómo los idiomas no suponen una barrera (como lo demuestra la propia película), de los amores frustrados, de la crisis global, del poder del cine para cambiar el mundo. Si no sonara a boutade y despropósito, esta conversación recuerda a John Travolta y Samuel L. Jackson en Pulp Fiction conduciendo su coche por las calles de Los Ángeles con su verborrea torrencial.   Son conversaciones que no quisieras que se acabaran nunca. Te gustaría seguir escuchándolos, y observándolos, durante horas. Al final de esta conversación, y esto

Padre no hay mas que uno 3

Las máscaras de Santiago Segura. En los años 60 y 70, el cine español se pobló de películas llamadas peyorativamente españoladas .   El público reconocía a unos personajes interpretados por Concha Velasco, López Vázquez, Paco Martínez Soria o José Sacristán y se reía con ellos. Estas películas también hacían alusión a una realidad – aunque con una mirada rancia - que se venía encima: el turismo, unas costumbres más libres, el éxodo rural, etc. Las películas. rodadas funcionalmente y con pocos medios, cumplían un doble objetivo: divertir al público y aleccionarlo ideológicamente.   Segura es el sucesor actual de aquellos precedentes. Tiene olfato y don promocional. La creación de un personaje con sus respectivas sagas facilita su continuidad en el tiempo. Torrente conectó con el público y la crítica en su primera entrega, por su descaro esperpéntico y captar un ambiente de desencanto social. En sus antípodas, Padre no hay más que uno opta por un humor blanco alejado de una realidad

Tarantino: Meditaciones de Cine.

Tarantino. Meditaciones de cine. Un libro de cine divertido, inteligente, con mucho conocimiento detrás e ideal para quien quiera desarrollar su carrera como guionista. Sobre Bullit :  algunas de las cosas que hace Bullit carecen de sentido narrativo, pero tienen sentido cinematográfico emocional. Sobre Harry el sucio : Siegel siempre ha puesto ante el público a protagonistas hacia los que uno se siente atraído pese a las pruebas de que tienen una naturaleza y un comportamiento preocupantes Protagonistas a quienes tal como nos lo presenta es difícil apoyar, pero, en último extremo, apoyamos de todos modos. Sobre Deliverance : No vemos la violación de Bobby; somos testigos. Sobre La huida : Mi principal duda fue que no era el libro. La mayor diferencia entre la historia contada por Thompson y la historia que cuenta Peckinpah es el tono. La película de Peckinpah es dura; pero la novela de Thompson es mucho, mucho, mucho más cr

Tenéis que venir a verla (2022)

Jonás, que cumplirá los 60 en el año 2041. Tenéis que venir a verla es el irónico juego de palabras con el que Jonás Trueba invita al espectador a ver su última película en las salas de cine. El público se sienta en su butaca y Trueba nos presenta en un primer plano prolongado -sin diálogos, solo con la música al piano de Chano Domínguez con una pieza, no por azar, titulada Limbo - a los cuatro personajes, dos parejas que se reencuentran tras el confinamiento de marzo de 2020. No se sabe nada de ellos, ni de sus relaciones, pero ese primer plano nos familiariza con todos. Casi a la antigua usanza, como en el mejor cine clásico, cuando se repetía en los primeros minutos de la película el nombre de los protagonistas para que el espectador se identificara con los mismos.   El filme avanza, pero el conflicto no estalla. Todo aparenta liviano en la superficie. La crítica ha hablado de boceto o ensayo, pero tras esta capa de superficialidad y cotidianeidad (conversaciones triviales, visita

Parásitos (2019)

Gatera fatal. El uso del espacio como recurso estilístico. Plano de una estrecha ventana a ras del suelo desde donde se contempla la vida de la calle, luego la cámara desciende donde se encuentra Gi Woo con intención de capturar el wifi de algún vecino. En seguida aparecen sus padres y su hermana. Ya está presentada la familia Ki-Taek y su entorno. Un semisótano pequeño, abarrotado, con un retrete en alto, con una luz cálida, colmado de tonos verdosos y marrones. Pronto Gi-Woo acudirá – literalmente ascenderá- a la casa de los Park, otro grupo de parásitos, pero de distinto cariz. Un hogar opuesto al primero: Espacios amplios, ordenado y limpio, decoración minimalista y fría, todo abrazado por un ventanal que mira a un amplio jardín. Es el hogar que los Ki-Taek invadirán. Un hogar que esconde secretos oscuros, donde la lucha entre parásitos de la misma estirpe será cruel. La tragedia no tarda en desencadenarse. Antes de consumarse, Gi Woo se mirará reflejado en un cristal y comprenderá

We are who we are (2020)

¿Por qué We Are Who We Are es una buena serie?   Enric Albero, un crítico pionero en escribir en los medios de comunicación sobre series de televisión, opinaba que el episodio 4 de la serie de Luca Guadagnino - We Are Who We Are- “encontraba en su puesta en escena la adecuación entre sus imágenes y su discurso”. Cierto. La puesta en escena de Luca Guadagnino – responsable de la plantilla estilística de la serie, aquella que define su enfoque visual, duración y progresión dramática de los personajes- cuenta con unos rasgos de autor reconocibles, donde logra integrar fondo y forma. Unos adolescentes norteamericanos – a los que se trata con respeto, pero no con condescendencia- en una base militar en el Véneto italiano deambulan de un lado a otro, dando tumbos, mientras la cámara se mueve tras ellos con largos travellings, uso de grúas y saltos bruscos de primeros planos a planos generales. La serie narra el proceso de maduración de estos adolescentes y la búsqueda de su identidad

Corsage (2022)

Intriga visual   Los motivos icónicos de la pintura son una fuente de inspiración constante para los cineastas. Una mujer mirando al exterior por una ventana es uno de esos motivos. Un ejemplo:   Interior, mujer en la ventana (1880) (figura 1), del pintor impresionista Gustave Caillebotte (1848-1894). Este tipo de obras ofrecen múltiples lecturas. ¿Qué mira esta mujer? ¿Qué piensa? ¿Qué anhela? ¿Qué añora? En el cuadro de Caillebotte el espectador tiene que poner mucho de su parte, aunque tenga algunos datos, que Victo r I. Stoichita denomina “la puesta en escena de una intriga visual” ( Ver y no ver , Siruela, 2005). Esta mujer ve el reflejo de su propia representación. Otro edificio frente a su casa, otra mujer pensativa en una ventana de ese edificio. También tiene otra pista. La separación entre la mujer y el hombre, sin contacto visual ni corporal, indiferentes uno del otro. Una, abstraída, viendo pasar la vida. El otro, ausente, leyendo el periódico. Mientras que Caillebotte apo