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Gravity (2013) / Cuando todo está perdido (2013)

Propuestas paralelas en tiempos de desconcierto.

Gravity (Alfonso Cuarón, 2013) fue recibida con alborozo por la crítica y la academia por sus recursos técnicos en 3D, su virtuosismo formal y la interpretación de Sandra Bullock. Cuando todo está perdido (All is lost, J.C. Chandor, 2013) también fue aplaudida en Cannes 2013. Ambas fueron presentadas ese mismo año. Quizás la fecha no fuera casualidad. Tras la crisis de 2008, la sociedad quedó desorientada. No es, pues, extraño que en las pantallas de cine tomaran presencia personajes en busca de nuevos espacios o simplemente a la deriva, que sufren todo tipo de infortunios para sobrevivir. Chandor había explorado el tema de la crisis económica en Margin Call (2011). Cuarón en Y tu mamá también (2001) mostraba como telón de fondo un contexto social y económico de degradación.

 Gravity comienza con un largo plano de un paseo espacial entre la Dra. Stone (Sandra Bullock) y Matt Kowalski (Geoge Clooney), con una coreografía que remite a Kubrick, donde conversan de temas intrascendentes y bromean sobre su vida en la tierra, mientras arreglan piezas del telescopio Hubble, poco antes de que una tormenta de basura espacial destroce su nave. En Cuando todo está perdido, el personaje interpretado por Robert Redford – un marino solitario al que se denomina en los títulos de crédito como nuestro hombre- se enfrenta a problemas en su embarcación, cuando choca con un contenedor perdido en el mar. Entonces empiezan las vicisitudes de los personajes que tendrán que ir resolviendo nuevas dificultades en un entorno hostil, con grave riesgo de sus vidas. La Dra. Stone tiene con quién compartir sus tribulaciones hasta que Kowalski tome una decisión fatal para salvar la vida de su compañera. El marinero interpretado por Redford no tiene con quién comentar sus penas, de modo que la película se desarrolla prácticamente sin diálogos y la cámara se mantiene cercana a sus sufrimientos (hambre, sed, dolor, desesperación).

Cuarón abandona pronto el enfoque realista en el tratamiento de la banda sonora, mientras Chandor intenta mantenerlo. En Gravity, la música y el sonido extradiegético lo invade todo, a pesar de la advertencia inicial que recuerda que a 600 km sobre la tierra no hay nada que transmita el sonido y de que la propia Dra. Stone señalara que lo que más le gusta de estar allí arriba es el silencio. En el filme de Chandor, la banda musical de Alex Ebert respeta la soledad de su protagonista y son los sonidos de las tormentas, el viento y los golpes de la embarcación los que toman protagonismo.

En este tipo de películas los personajes se enfrentan siempre a un momento de crisis, donde lo dan todo por perdido y están a punto de rendirse. En Gravity, el dilema se resuelve cuando la Dra. Stone, después de cerrar la entrada de oxígeno y en plena alucinación, “ve” entrar a Kowalski que le anima a recuperar las fuerzas y regresar a casa. En el filme de Chandor, el marinero a la deriva decide echar una botella al mar con un mensaje que hemos escuchado al inicio del filme. Ambas parecen soluciones demasiado convencionales. En cualquier caso, ambos cineastas son fieles a la sentencia de Hemingway, un hombre puede ser destruido, nunca derrotado.

El tiempo es un juez inapelable. Ambas películas están en manos de cineastas capaces de gestionar grandes presupuestos, sin perder su personalidad. Pero les falta ambición. Los corses de la industria son demasiado fuertes y ambos optaron por elegir finales con propuestas formales prácticamente idénticas, los protagonistas saliendo del fondo del mar hacia una luz liberadora. Uno recuerda con nostalgia a Wilson en Náufrago (Cast away, Robert Zemeckis, 2000) e, incluso, yendo un poco más lejos, al personaje de Búster Keaton haciendo frente a todo tipo de calamidades sin perder la compostura. Eran otros tiempos, donde todavía cabía un poco de esperanza.

 


 

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